
Llamadas a contribuir
Resultados de un estudio a fondo sobre las mujeres
católicas de EE.UU. y el diaconado
Tricia C. Bruce, PhD
con Cella Masso-Rivetti y Jennifer Sherman
2021

RESUMEN EJECUTIVO
La mayoría de los católicos en los Estados Unidos
son mujeres y la mayoría de los ministros laicos de la Iglesia Católica en los EE.UU. también son mujeres. Mientras que la ordenación al diaconado permanece un ámbito exclusivo de los hombres, las mujeres realizan servicios amplios que coinciden con las funciones básicas del diaconado en cuanto a la palabra, la liturgia y la caridad. Muchas mujeres se sienten llamadas específicamente a ser diáconos o expresan una apertura a discernir dicha llamada si ese camino estuviera abierto para ellas. La atención creciente a las preguntas sobre las mujeres y el diaconado a nivel mundial nos obliga a realizar investigaciones científicas para aumentar nuestros conocimientos sobre cómo la mujer contemporánea siente y cumple con su llamado en la Iglesia Católica. Dichas preguntas exigen una especial atención ahora dado el crecimiento y la urgencia en torno a las conversaciones globales sobre la mujer y el diaconado. El Concilio Vaticano Segundo especificó que el diaconado es un “ministerio de servicio”. Los cambios a la ley canónica introducidos por el Papa Benedicto XVI en 2009, reafirmaron la distinción entre los diáconos y los sacerdotes ordenados. El Papa Francisco ha nombrado una comisión en 2016 para estudiar el tema de la mujer y el diaconado en la Iglesia primitiva, su resultado no es concluyente.
Este informe resume los resultados de un estudio sociológico sobre las mujeres cuyo ministerio en la Iglesia Católica se acerca al de los diáconos exclusivamente hombres, pero cuyas oportunidades para cumplir plenamente su llamado está restringido por las barreras a la ordenación. Un equipo de cinco entrevistadores, bajo el liderazgo de la socióloga Dra. Tricia C. Bruce, entrevistó a fondo a cuarenta mujeres para explorar
las características, contextos y contribuciones de las mujeres que están involucradas de forma activa en ministerios similares al diaconado. Las participantes en
las entrevistas reflejan una diversidad en edades, razas/ etnias, estado civil, si son madres o no, región, idioma, duración y tipo de ministerio. Las entrevistas duraron 75 minutos en promedio y fueron grabadas, transcritas y traducidas al inglés, cuando fue necesario, codificadas y analizadas.
En breve, los principales resultados son los siguientes:
1. Las mujeres católicas se sienten llamadas al diaconado, o podrían imaginarse o discernir dicho llamado si el diaconado estuviera abierto para ellas.
Las entrevistadas describen cómo las barreras de género inhiben sus imaginaciones sobre cómo podrían servir a la Iglesia y restringen sus realidades SUBSIGUIENTES. Algunas sienten un llamado explícito a la ordenación (que, con frecuencia, mantienen oculto), mencionando en particular los dones de la predicación, el acompañamiento y el servicio a los marginalizados. La mayoría se reconcilia con las vías de vocación disponibles, pero añoran las oportunidades de discernir otros papeles para ellas mismas.
2. Las mujeres católicas se sienten limitadas en cuanto a cómo pueden utilizar sus dones, responder a las necesidades ministeriales y vivir sus llamados como católicas en la Iglesia de los EE.UU.
ILas entrevistadas navegan sus vocaciones dentro del contexto de la limitación. Específicamente describen cómo su llamado las lleva a ser repudiadas, cómo las contingencias dictan su acceso a las funciones ministeriales y cómo la falta de un título, reconocimiento y autoridad conferida por medio de la ordenación tiene como resultado la ambigüedad.
3. Las mujeres católicas se adaptan a vivir su llamado operando como “diáconos de facto”, y utilizan una deferencia estratégica, discrepancia estratégica y manejo de las emociones.
Las entrevistadas abordan su ministerio con una mentalidad de “hay que hacerlo de todas formas”, muchas de ellas actúan como “diáconos de facto” sin el título ni el Orden Sagrado. Para hacerlo, esas mujeres defieren estratégicamente a los sacerdotes y obispos, discrepan estratégicamente usando tácticas tales como cambio de código y regularmente manejan sus emociones y las de otros (por ejemplo, mitigan el desencanto y la discordia y calman a los que se sienten “incómodos” con mujeres en puestos de autoridad).
4. Las mujeres católicas contribuyen de manera substancial a la Iglesia de EE.UU. por medio de un servicio que se nota y que es necesario, mientras intentan desempeñar papeles que están más alineados con sus llamados, aumentan su legitimidad y presagian la vitalidad a largo plazo de la Iglesia Católica.
El trabajo de las mujeres llena las necesidades de los ministerios en la iglesia exacerbadas por la escasez de sacerdotes y diáconos ordenados. Los laicos católicos responden bien a las mujeres que desempeñan un ministerio, las consideran capaces, calificadas, y talentosas en el servicio a la Iglesia. Aun cuando las mujeres sirven voluntariamente, la mayoría está esperando ansiosamente, con dudas, y preguntándose con cautela cuándo y cómo las mujeres serán ordenadas al diaconado. La mayoría ha llegado a la conclusión de que eso probablemente no suceda durante sus vidas, pero mantienen esperanzas para el futuro.
El informe amplía las dimensiones de cada tema según se describe en el diagrama que aparece abajo.
El estudio en su totalidad revela que las mujeres laicas católicas son un eje invisible del ministerio católico, pero en estado inherentemente precario. Las mujeres voluntariamente se comprometen a su llamado a un servicio similar al del diácono, pero la Iglesia Católica no garantiza las circunstancias en las que es posible cumplir con ese llamado. Hay una desconexión inevitable entre los dones y las oportunidades lo que significa que las mujeres deben echarse al hombro una carga emocional, profesional y económica como precio de entrada. Con el tiempo eso lleva a que un porcentaje importante de las mujeres den una nueva orientación a sus compromisos ministeriales o se retiren de ellos para cuestionar si la Iglesia Católica puede usar sus dones y valorar su presencia y quizás disuadir a las mujeres jóvenes de emprender un trayecto similar. Para poder pintar un retrato de la Iglesia Católica de los EE.UU. hay que tomar en cuenta la centralidad de la mujer yuxtapuesta a su situación precaria para ver una Iglesia inherentemente frágil, plagada de ineficiencias, y lista para recalibrar la composición y el carácter del liderazgo para responder a las realidades del ministerio diaconal.
Sobre el Informe
Tricia C. Bruce, PhD, es socióloga del Centro para el Estudio de la Religión y la Sociedad de la Universidad de Notre Dame, una filial del Departamento de Sociología de la Universidad de Texas en San Antonio y autora de varios libros sobre el catolicismo estadounidense:
Cella Masso-Rivetti es una estudiante de maestría en estudios interdisciplinarios en la Universidad de Nueva York que estudia género, encarnación y poder en la Iglesia Católica de EE. UU. Jennifer Sherman está estudiando la ordenación de mujeres para obtener un doctorado en Estudios Liberales en la Universidad de Georgetown.
El equipo de investigación quisiera agradecer a las Diáconos Discernidores por su apoyo a la investigación, así como a Casey Stanton, Ellie Hidalgo, Erick Berrelleza, SJ y Ruth Nakitare por sus consultas y asistencia en la investigación. Dirija las consultas de los medios de comunicación, las consultas de discursos y la correspondencia sobre Llamados para contribuir a Tricia Bruce, PhD, a tbruce@nd.edu.